17. Al decir Jesús esto, todos sus adversarios quedaron avergonzados. Por su parte, el pueblo se alegraba de las obras prodigiosas que él hacía.
18. Decía Jesús:— ¿Con qué puede compararse el reino de Dios? ¿Con qué lo compararé?
19. Puede compararse al grano de mostaza que un hombre sembró en su huerto, y que luego creció y se hizo como un árbol, entre cuyas ramas anidaron los pájaros.
20. Dijo también:— ¿A qué compararé el reino de Dios?
21. Puede compararse a la levadura que toma una mujer y la mezcla con tres medidas de harina para que fermente toda la masa.
22. De camino a Jerusalén, Jesús enseñaba a la gente de los pueblos y aldeas por donde pasaba.
23. Una vez, uno le preguntó:— Señor, ¿son pocos los que se salvan?Jesús les dijo:
24. —Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentarán entrar, pero no podrán.
25. Después que el amo de la casa se levante y cierre la puerta, los que hayáis quedado fuera comenzaréis a golpear la puerta diciendo: «¡Señor, ábrenos!». Pero él os contestará: «No sé de dónde sois».
26. Entonces diréis: «¡Nosotros hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas!».