Jeremías 38:6-16 La Palabra Versión Española (BLP)

6. Agarraron a Jeremías y lo arrojaron a la cisterna de Malquías, príncipe real, la que está en el patio de la guardia, bajándolo con sogas. La cisterna no tenía agua, pero estaba llena de barro, y Jeremías se hundió en él.

7. El cusita Ebedmélec, un eunuco que vivía en el palacio real, se enteró de que Jeremías había sido arrojado a la cisterna. El rey estaba en la Puerta de Benjamín;

8. así que Ebedmélec salió del palacio y fue a entrevistarse con el monarca. Le dijo:

9. —Majestad, no está bien que esos hombres hayan maltratado al profeta Jeremías arrojándolo a la cisterna. Seguro que morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad.

10. El rey dio esta orden a Ebedmélec, el cusita:—Toma tres hombres a tus órdenes y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes de que muera.

11. Ebedmélec tomó consigo a los hombres, entró en el palacio real y fue al guardarropa, donde se proveyó de algunos jirones de telas y de ropas inservibles. Después los echó en la cisterna junto con las sogas.

12. Ebedmélec, el cusita, dijo a Jeremías:—Ponte esos trozos de tela en los sobacos, por debajo de las sogas.Jeremías obedeció.

13. Entonces tiraron de él con las sogas y lo sacaron de la cisterna. Después Jeremías se quedó en el patio de la guardia.

14. El rey Sedecías mandó traer a su presencia al profeta Jeremías, a la tercera entrada del Templo del Señor y, una vez allí, le dijo:—Te quiero preguntar una cosa. No me mientas en nada.

15. Jeremías respondió a Sedecías:—Si te digo la verdad, seguramente me matarás; y si te doy un consejo, no me harás caso.

16. El rey Sedecías hizo un juramento a Jeremías, sin que nadie lo oyera:—¡Por vida del Señor, al que debemos la existencia, que no te mataré ni te entregaré en manos de esos hombres que quieren quitarte la vida!

Jeremías 38