6. en los siguientes términos:—¡Amén, así lo haga el Señor! Que el Señor mantenga las palabras que has profetizado haciendo que vuelvan de Babilonia a este lugar tanto todos los desterrados como el ajuar del Templo del Señor.
7. Pero escucha bien las palabras que voy a dirigirte a ti y a todos los presentes:
8. Desde siempre, los profetas que nos precedieron a ti y a mí profetizaron a numerosos países y grandes reinos, anunciando guerras, desastres* y peste.
9. Cuando un profeta anunciaba bienestar, solo se reconocía que había sido enviado de verdad por el Señor cuando se cumplía la palabra del profeta en cuestión.