8. Cuando Jeremías terminó de transmitir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y profetas lo detuvieron y le dijeron:—Eres reo de muerte.
9. ¿Por qué dices profetizar en nombre del Señor y afirmas que este Templo acabará como Siló y que esta ciudad quedará desolada y deshabitada?Toda la gente se amotinó contra Jeremías en el Templo del Señor.
10. Los dignatarios de Judá se enteraron de todo, se trasladaron del palacio real al Templo del Señor y se sentaron en el tribunal de la Puerta Nueva.
11. Los sacerdotes y los profetas se dirigieron a los dignatarios y a toda la gente en estos términos:—Este hombre es reo de muerte, pues profetiza contra esta ciudad, como habéis podido oír.
12. Dijo Jeremías a los dignatarios y a todos los presentes:—El Señor me ha enviado a profetizar contra este Templo y contra esta ciudad todo lo que habéis oído.
13. En consecuencia, mejorad vuestra conducta y vuestras acciones, y haced caso a lo que dice el Señor, vuestro Dios; solo así se arrepentirá del mal que había anunciado contra vosotros.
14. En cuanto a mí, en vuestras manos estoy. Haced conmigo lo que os parezca bien y justo.
15. Pero habéis de saber que, si me matáis, os haréis responsables de una muerte inocente vosotros, esta ciudad y cuantos la habitan, pues es cierto que el Señor me ha enviado a transmitiros todo lo que he dicho.
16. Los dignatarios y la gente presente dijeron a los sacerdotes y a los profetas:—Este hombre no es reo de muerte, pues nos ha hablado en nombre del Señor, nuestro Dios.
17. Entonces algunos ancianos del país se pusieron de pie y dijeron a la asamblea del pueblo: