27. El día en que vuelvan al santuario y entren en el atrio interior para desempeñar su tarea, ofrecerán un sacrificio de expiación por ellos mismos —oráculo del Señor Dios—.
28. No tendrán heredad alguna: yo seré su heredad. No se les dará en Israel propiedad alguna: yo seré su propiedad.
29. Se alimentarán de las ofrendas de cereales y de las víctimas de los sacrificios expiatorios y penitenciales; a ellos les pertenece también todo lo consagrado al exterminio en Israel.
30. Los sacerdotes podrán disponer de lo mejor de las primicias y de todas vuestras ofrendas. Al sacerdote le daréis lo mejor de vuestras hornadas, para que vuestra casa se llene de bendiciones.
31. Los sacerdotes no podrán comer cadáveres o cuerpos destrozados de aves o de animales.