Ezequiel 23:41-45 La Palabra Versión Española (BLP)

41. Te recostaste en tu magnífico diván, frente al cual estaba dispuesta una mesa, sobre la que habías puesto el incienso y los perfumes que me correspondían a mí.

42. Ella disfrutaba con el ruido causado por una multitud de hombres despreocupados, llegados del desierto, que ponían brazaletes en las muñecas de ellas y hermosas coronas en sus cabezas.

43. Y yo me preguntaba si aquella mujer, desgastada de tanto cometer adulterios, sería capaz de seguir con sus fornicaciones.

44. Acudían a ella como quien acude donde una prostituta: eso es lo que hacían cuando visitaban a las depravadas Oholá y a Oholibá.

45. Pero otros hombres justicieros les aplicarán el castigo reservado a las adúlteras y homicidas, pues son realmente adúlteras y sus manos están manchadas de sangre.

Ezequiel 23