23. ¿Creéis que me complace la muerte del malvado?, —oráculo del Señor Dios—. Pues no, prefiero que se aparte de su mala conducta y viva.
24. En cambio, a la persona honrada que abandone su honradez y empiece a actuar con malicia, cometiendo las mismas infamias que cometía el malvado del que hemos hablado, no le será recordada la honradez con la que había actuado; morirá conforme a las malas acciones y a los pecados que haya cometido.
25. Pero vosotros decís: «No es justo el proceder del Señor». A ver si prestáis atención, israelitas: ¿Creéis que es injusto mi proceder? ¿No será vuestro proceder el que no es justo?