14. David respondió a Gad:—Me pones en un gran aprieto. Pero es preferible caer en manos de Dios, por su gran compasión, a caer en manos humanas.
15. El Señor envió la peste sobre Israel, desde aquella mañana hasta el plazo fijado, y desde Dan hasta Berseba* murieron setenta mil personas del pueblo.
16. Cuando el ángel extendía su mano para castigar a Jerusalén, el Señor se arrepintió del castigo y dijo al ángel que aniquilaba a la población:—¡Basta ya! ¡Retira tu mano!El ángel del Señor estaba junto a la era de Arauná, el jebuseo.
17. Cuando David vio al ángel exterminando a la población, dijo al Señor:—¡Soy yo el que he pecado, yo soy el culpable! ¿Qué ha hecho este rebaño? ¡Descarga tu mano contra mí y contra mi familia!