10. Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía:—El Señor dice: «¡Con estos cuernos embestirás a los arameos hasta aniquilarlos!».
11. Y todos los profetas profetizaban lo mismo:—¡Ataca a Ramot de Galaad, que tendrás éxito! ¡El Señor la entregará al rey!
12. Mientras, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas le decía:—Ten en cuenta que los profetas están anunciado unánimemente la victoria al rey, procura que tu profecía coincida también con la suya y anuncia la victoria.
13. Miqueas contestó:—¡Juro por el Señor que solo le anunciaré lo que me diga mi Dios!
14. Cuando llegó ante el rey, este le preguntó:—Miqueas, ¿podemos ir a atacar Ramot de Galaad o no?Él le contestó:—Atacad, que tendréis éxito, pues el Señor os la entregará.
15. Pero el rey le dijo:—¿Cuántas veces tendré que pedirte bajo juramento que me digas solo la verdad en nombre del Señor?
16. Entonces Miqueas dijo:—He visto a todo Israel disperso por los montes como un rebaño sin pastor y el Señor decía: «No tienen dueño; que vuelvan en paz a sus casas».
17. El rey de Israel dijo a Josafat:—¿Qué te decía yo? No me profetiza venturas, sino desgracias.