34. Luego ordenó:—Traed cuatro cántaros de agua y echadla sobre la víctima y la leña.Y añadió:—Hacedlo otra vez.Lo hicieron, pero Elías insistió:—Hacedlo por tercera vez.Y así lo hicieron.
35. El agua corrió alrededor del altar e incluso llenó la zanja.
36. Al llegar la hora del sacrificio, el profeta Elías se acercó y dijo:—Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel: haz que hoy se reconozca que tú eres el Dios de Israel y que yo soy tu siervo que he actuado así por orden tuya.
37. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que harás volver sus corazones a ti.
38. Entonces descendió el fuego divino, devoró el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja.
39. Al verlo, toda la gente cayó en tierra, exclamando:—¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!
40. Elías les ordenó:—¡Apresad a los profetas de Baal y que no escape ni uno!Los apresaron y Elías mandó bajarlos al arroyo Quisón y allí los degolló.
41. Elías dijo a Ajab:—Vete a comer y a beber, pues se oye el ruido del aguacero.