5. Así se engalanaban antaño aquellas santas mujeres que habían puesto su esperanza en Dios: mostrándose respetuosas con sus maridos.
6. Buen ejemplo el de Sara, que obedecía a Abrahán llamándole «señor»; vosotras seréis hijas suyas, si hacéis el bien sin dejaros intimidar por nada.
7. Igualmente vosotros, maridos, convivid con ellas sabiendo que la mujer es un ser más delicado que merece un honor especial y que habéis de heredar junto con ellas el don de la vida. De esta manera tendréis asegurado el éxito de vuestras oraciones.
8. En fin, tened todos un mismo pensar, compartid penas y alegrías, portaos fraternalmente, sed misericordiosos y sencillos.
9. No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición.
10. En efecto: Quien desee amar la vida y conocer días felices, debe guardar su lengua del mal, y sus labios de la falsedad.
11. Debe apartarse del mal y practicar el bien, debe buscar la paz y correr tras ella.
12. Pues los ojos del Señor se fijan en los buenos, y sus oídos atienden a sus ruegos. Rechaza, en cambio, el Señor a quienes practican el mal.
13. Y ¿quién podrá haceros daño, si os entregáis con ardor a la práctica del bien?