Jeremías 20:8-18 La Nueva Biblia de los Hispanos (NBLH)

8. Porque cada vez que hablo, grito; Proclamo: ¡Violencia, destrucción! Pues la palabra del SEÑOR ha venido a ser para mí Oprobio y escarnio cada día.

9. Pero si digo: "No Lo recordaré Ni hablaré más en Su nombre," Esto se convierte dentro de mí como fuego ardiente Encerrado en mis huesos. Hago esfuerzos por contenerlo , Y no puedo.

10. Porque he oído las murmuraciones de muchos: "¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo, vamos a denunciarlo!" Todos mis amigos de confianza, Esperando mi caída, dicen: "Tal vez será persuadido, prevaleceremos contra él Y tomaremos nuestra venganza contra él."

11. Pero el SEÑOR está conmigo como campeón temible; Por tanto, mis perseguidores tropezarán y no prevalecerán. Quedarán muy avergonzados, pues no triunfaron, Tendrán afrenta perpetua que nunca será olvidada.

12. Oh SEÑOR de los ejércitos, que pruebas al justo, Que ves las entrañas y el corazón, Vea yo Tu venganza sobre ellos, Pues a Ti he encomendado mi causa.

13. Canten al SEÑOR, alaben al SEÑOR, Porque ha librado el alma del pobre De manos de los malvados.

14. Maldito el día en que nací; El día en que mi madre me dio a luz no sea bendito.

15. Maldito el hombre que dio la noticia A mi padre, diciéndole: "¡Te ha nacido un hijo varón!" Haciéndolo muy feliz.

16. Sea ese hombre como las ciudades Que el SEÑOR destruyó sin piedad; Oiga gritos de mañana Y alaridos al mediodía,

17. Porque no me mató en el vientre Para que mi madre hubiera sido mi sepultura, Y su vientre embarazado para siempre.

18. ¿Por qué salí del vientre Para ver pena y aflicción, Y que acaben en vergüenza mis días?

Jeremías 20