31. Y Giezi se adelantó a ellos y puso el báculo sobre el rostro del niño, pero no hubo voz ni reacción. Así que volvió para encontrar a Eliseo, y le dijo: "El niño no ha despertado."
32. Cuando Eliseo entró en la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre su cama.
33. Y entrando, cerró la puerta tras ambos y oró al SEÑOR.