20. Llegó el que había recibido los cinco talentos y, presentándole otros cinco, le dijo: “Señor, tú me entregaste cinco talentos; mira, he logrado duplicarlos”.
21. El amo le contestó: “Está muy bien. Has sido un administrador honrado y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al frente de mucho más. Entra y participa en mi propia alegría”.
22. Llegó después el que había recibido dos talentos, y dijo: “Señor, tú me entregaste dos talentos; mira, he logrado duplicarlos”.
23. El amo le dijo: “Está muy bien. Has sido un administrador honrado y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al frente de mucho más. Entra y participa en mi propia alegría”.
24. Por último, llegó el que solamente había recibido un talento, y dijo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que pretendes cosechar donde no sembraste y recoger donde no esparciste.
25. Tuve miedo y escondí tu dinero bajo tierra. Aquí lo tienes”.
26. El amo le contestó: “Administrador malo y holgazán: si sabías que yo cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido,
27. ¿por qué no llevaste mi dinero al banco? Así, a mi regreso, yo habría recibido el capital más los intereses.
28. ¡Quitadle, pues, la parte que le confié y entregádsela al que tiene diez partes!
29. Porque a todo el que tiene, aún se le dará más, y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo que tenga se le quitará.
30. Y a este criado inútil arrojadlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes”.
31. Cuando el Hijo del hombre venga con todo su esplendor y acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso.
32. Todos los habitantes del mundo serán reunidos en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos,
33. poniendo las ovejas a un lado y los machos cabríos al otro.
34. Luego el rey dirá a los unos: “Venid, benditos de mi Padre; recibid en propiedad el reino que se os ha preparado desde el principio del mundo.
35. Porque estuve hambriento, y vosotros me disteis de comer; estuve sediento, y me disteis de beber; llegué como un extraño, y me recibisteis en vuestra casa;
36. no tenía ropa y me la disteis; estuve enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y fuisteis a verme”.
37. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y te dimos de comer y beber?
38. ¿Cuándo llegaste como un extraño y te recibimos en nuestras casas? ¿Cuándo te vimos sin ropa y te la dimos?