21. Le preguntaron, pues:— Maestro, sabemos que todo lo que dices y enseñas es correcto y que no juzgas a nadie por las apariencias, sino que enseñas con toda verdad a vivir como Dios quiere.
22. Así pues, ¿estamos o no estamos nosotros, los judíos, obligados a pagar tributo al emperador romano?
23. Jesús, dándose cuenta de la mala intención que había en ellos, les contestó:
24. — Mostradme un denario. ¿De quién es esta efigie y esta inscripción?
25. Le contestaron:— Del emperador.Entonces Jesús dijo:— Pues dad al emperador lo que es del emperador, y a Dios lo que es de Dios.
26. Y no consiguieron pillar a Jesús en palabra alguna inconveniente delante del pueblo. Al contrario, estupefactos ante la respuesta de Jesús, tuvieron que callarse.