10. Le dijo entonces el Señor:— Tú te lamentas por un ricino en cuyo crecimiento no has intervenido, que en una noche creció y en la siguiente se secó.
11. ¿No voy yo a compadecerme de Nínive, esa gran ciudad en la que viven más de ciento veinte mil niños y en la que hay mucho ganado?