3. Tened, por tanto, en cuenta a quien soportó una oposición tan fuerte de parte de los pecadores. Si lo hacéis así, el desaliento no se apoderará de vosotros.
4. En realidad, aún no habéis llegado a derramar sangre en vuestra lucha contra el pecado,
5. pero sí habéis olvidado la exhortación paternal que os dirige la Escritura: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor ni pierdas el ánimo cuando él te reprenda,
6. pues el Señor corrige a quien ama y castiga a quien reconoce como hijo.