5. Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no pude atravesar, pues el agua había crecido y sólo a nado se podía atravesar: era un torrente que no se podía vadear.
6. Me dijo entonces:— ¿Has visto, hijo de hombre?Después me hizo volver a la orilla del torrente.
7. Al llegar vi que a ambos lados del torrente había muchísimos árboles. Me dijo entonces: