15. Al fijarme, vi en el suelo una rueda junto a cada uno de los cuatro seres vivientes.
16. El aspecto de las ruedas recordaba al brillo del crisólito; las cuatro tenían la misma apariencia, y estaban ensambladas, como si una encajara dentro de la otra.
17. De este modo, podían marchar en las cuatro direcciones, sin necesidad de dar la vuelta cuando avanzaban.