8. El profeta Eliseo se enteró de que el rey se había rasgado las vestiduras y mandó a decirle:— ¿Por qué te has rasgado las vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel.
9. Naamán llegó con sus caballos y su carro y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo
10. que le mandó un mensajero a decirle:— Ve a bañarte siete veces en el Jordán y tu carne quedará sana y purificada.
11. Naamán se marchó indignado y murmurando:— Yo pensaba que saldría a recibirme y que, puesto en pie, invocaría al Señor, su Dios; que me tocaría con su mano y me libraría de la lepra.
12. ¿Acaso no valen más los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, que todas las aguas de Israel? ¿Y no podría haberme bañado en ellos para quedar limpio?Naamán dio media vuelta y se marchó enfurecido.
13. Pero sus servidores se acercaron y le dijeron:— Padre, si el profeta te hubiera mandado algo extraordinario, ¿no lo habrías hecho? Pues con más razón cuando sólo te ha dicho que te bañes para quedar limpio.