17. Dios mío, tú me has enseñado desde mi juventud y nunca he dejado de hablar de tus obras maravillosas.
18. Dios mío, no me abandones aun cuando esté viejo y con canas, hasta que les cuente a las nuevas generaciones acerca de tu poder y fortaleza.
19. Dios mío, tu justicia llega hasta el cielo; has hecho grandes cosas; no hay dios como tú.
20. Aunque me has hecho pasar por dificultades y malos ratos, me revivirás y me harás volver de las profundidades de la tierra.