1. Como un ciervo busca agua fresca cuando tiene sed, así me desespero yo buscándote, Dios mío.
2. Mi sed es de Dios, del Dios que vive. ¿Cuándo es que voy a presentarme ante Dios?
3. En lugar de comida, tengo llanto. Me la paso llorando día y noche porque la gente me atormenta todo el tiempo preguntándome: «¿Dónde está tu Dios?»
4. Mi corazón se destroza recuerdo esto. Me acuerdo de cuando guiaba a las multitudes a la casa de Dios, de las alegres canciones de alabanza y agradecimiento de las multitudes en fiesta.
5. ¿Por qué tengo que estar tan angustiado y sufrir tanto? Confía en Dios. Volveré alabarlo por haberme salvado.