1. En lo profundo de su corazón el pecado convence al perverso de hacer el mal; no le teme a Dios ni lo respeta.
2. Se mienten a sí mismos; no ven sus faltas, y por eso no se sienten mal por lo que hacen.
3. Sus palabras son sólo maldad y traición; han dejado de obrar con sensatez y de hacer el bien.