Números 22:4-21 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

4. Entonces los moabitas les dijeron a los ancianos líderes de Madián: «Esa multitud va a destruir todo a su paso como cuando un toro acaba con el pasto de un potrero». Balac hijo de Zipor era el rey de Moab en ese tiempo.

5. Él envió mensajeros a traer a Balán hijo de Beor que estaba en Petor, junto al río Éufrates, la tierra de sus parientes. Ellos le dijeron: «Mira, un pueblo que salió de Egipto se ha extendido por todo el país y está acampando aquí cerca.

6. Ahora, ven y maldice a esta gente por mí, porque son más fuertes que yo. Tal vez yo sea capaz de atacarlos y los obligue a salir de la tierra. Sé que el que tú bendices queda bendito y el que tú maldices queda maldito».

7. Los ancianos líderes de Moab y los ancianos líderes de Madián se fueron a darle el mensaje a Balán. Ellos iban dinero en mano para pagar las maldiciones.

8. Balán les dijo: —Quédense aquí esta noche y yo les contestaré lo que el SEÑOR me diga. Entonces los jefes de Moab permanecieron con Balán.

9. Dios vino a Balán en un sueño y le preguntó: —¿Quiénes son esos hombres que se alojan contigo?

10. Balán le contestó: —Balac hijo de Zipor, rey de Moab, los envió con este mensaje:

11. “Mira, un pueblo que salió de Egipto se ha extendido por todo el país. Ven y maldice a esta gente por mí. Tal vez yo sea capaz de atacarlos y los obligue a salir de la tierra”.

12. Entonces Dios le dijo a Balán: —No vayas con ellos ni digas ninguna maldición contra los israelitas porque es un pueblo bendito.

13. Balán se levantó por la mañana y les dijo a los jefes de Balac: —Vuelvan a su tierra porque el SEÑOR no me permite ir con ustedes.

14. Los jefes de Moab se levantaron y volvieron a Balac y le dijeron: —Balán no quiso venir con nosotros.

15. Balac envió a otros jefes, en mayor número y más importantes que el primer grupo,

16. que fueron a Balán y le dijeron: —Esto es lo que Balac hijo de Zipor dice: “No dejes que nada te impida venir aquí.

17. Yo te recompensaré muy bien y haré todo lo que me pidas, pero te ruego que vengas a maldecir por mí a ese pueblo”.

18. Entonces Balán les respondió: —Aunque Balac me diera su casa llena de oro y plata no podría hacer nada, grande ni pequeño, que fuera en contra del mandato del SEÑOR mi Dios.

19. Entonces, por favor quédense aquí esta noche como hicieron los otros y déjenme averiguar que más podría decirme el SEÑOR.

20. Esa noche Dios se le presentó a Balán en un sueño y le dijo: «Ya que estos hombres han venido por ti, levántate y acompáñalos, pero harás sólo lo que yo te ordene».

21. Balán se levantó en la mañana, ensilló su burra y se fue con los jefes de Moab.

Números 22