33. Todos ellos cayeron al fondo de la tierra, vivos y con sus posesiones, y luego la tierra volvió a cerrarse. De esa forma fueron eliminados de la comunidad.
34. Todos los israelitas que estaban cerca de ellos corrieron diciendo: «¡No vaya a ser que la tierra nos trague a nosotros también!»
35. Enseguida el SEÑOR envió fuego y destruyó a los doscientos cincuenta hombres que ofrecieron incienso.
36. Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés: