29. Si esta gente muere como normalmente muere todo el mundo, de muerte natural, es que el SEÑOR no me ha mandado,
30. pero si el SEÑOR hace algo fuera de lo normal y la tierra se abre y se los traga a ellos con todo lo que tienen, si son enterrados vivos, entonces es que estos hombres han ofendido al SEÑOR.
31. Apenas Moisés terminó de decir esto, la tierra se abrió debajo de esa gente
32. y se tragó a todos los que se habían unido a Coré, junto con sus familias y posesiones.
33. Todos ellos cayeron al fondo de la tierra, vivos y con sus posesiones, y luego la tierra volvió a cerrarse. De esa forma fueron eliminados de la comunidad.
34. Todos los israelitas que estaban cerca de ellos corrieron diciendo: «¡No vaya a ser que la tierra nos trague a nosotros también!»
35. Enseguida el SEÑOR envió fuego y destruyó a los doscientos cincuenta hombres que ofrecieron incienso.
36. Entonces el SEÑOR le dijo a Moisés:
37. «Dile a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, que debe remover los incensarios de los restos del incendio. Que arroje lejos las brasas que aún haya en ellos porque estos quedaron consagrados.