7. »Tú eres el SEÑOR, el Dios que eligió a Abram, lo sacó de Caldea en Babilonia y lo llamó Abraham.
8. Tú te diste cuenta de que él era fiel a ti y por eso hiciste un pacto con él. Prometiste darles a sus descendientes la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los gergeseos. Tú fuiste fiel a tu promesa porque eres justo.
9. »Tú viste el sufrimiento de nuestros antepasados en Egipto y escuchaste sus lamentos en el Mar Rojo.
10. Les diste señales y obraste milagros en contra del faraón, de sus servidores y de toda la gente de esa tierra porque sabías que ellos maltrataban a nuestra gente. Así te volviste famoso y aún lo sigues siendo.
11. Tú dividiste el Mar Rojo frente a ellos para que pudieran pasar caminando en medio de las aguas, sobre tierra seca. Arrojaste al mar a los soldados egipcios que los perseguían, y se hundieron como una roca en medio de aguas turbulentas.
12. Tú guiaste a tu pueblo con una nube durante el día y con una columna de fuego durante la noche para alumbrarles el camino que debían seguir.
13. »Tú bajaste al monte Sinaí y les hablaste desde el cielo. Les diste reglas justas, enseñanzas verdaderas, órdenes buenas y mandamientos.
14. Les hablaste de tu día de descanso: el sábado. Utilizaste a tu siervo Moisés para darles las órdenes, mandamientos y leyes.
15. »Los alimentaste desde el cielo para calmar su hambre, y sacaste agua de una roca para calmar su sed. Les dijiste que fueran y ocuparan la tierra que les habías prometido.
16. »Pero nuestros antepasados actuaron con arrogancia. Fueron tercos y no obedecieron tus órdenes.
17. Se negaron a escuchar y se olvidaron de los milagros que habías hecho frente a ellos. Fueron tercos y decidieron regresar a Egipto y convertirse de nuevo en esclavos. Pero tú eres un Dios que perdona. Eres compasivo y misericordioso, no te enojas con facilidad y estás lleno de fiel amor y por eso no los abandonaste.
18. »No los abandonaste ni siquiera cuando hicieron con metal una imagen de un becerro y dijeron que ese era el dios que los había sacado de Egipto. Cuando te ofendieron tanto,
19. no los abandonaste en medio del desierto, por tu gran bondad. La nube no dejó de guiarlos en el día y la columna de fuego en la noche, no dejó de alumbrar el camino que debían seguir.
20. »Les diste tu buen Espíritu para que les enseñara. No les quitaste tu maná para alimentarlos y les diste agua para calmar su sed.
21. Los cuidaste durante cuarenta años en el desierto y allí no les faltó nada. Sus ropas no se desgastaron y sus pies no se hincharon.
22. »Les diste reinos y naciones. Les diste tierras lejanas en las que vivía poca gente. Recibieron las tierras de Sijón, rey de Hesbón y de Og, rey de Basán.
23. Tú hiciste que sus descendientes fueran tan numerosos como las estrellas del cielo. Los trajiste a la tierra que le prometiste a sus antepasados.
24. Los niños entraron y ocuparon esa tierra y tú humillaste a los cananeos que vivían allí. Tú dejaste que nuestros antepasados hicieran lo que quisieran con los cananeos y con sus reyes.
25. Ellos capturaron ciudades fuertes y tierras fértiles. Se apropiaron de casas llenas de cosas buenas, de pozos ya cavados, de viñedos, de árboles de olivo y de muchos árboles frutales. Comieron y comieron hasta que se saciaron y engordaron. Disfrutaron de tu gran bondad.