3. donde vivía. Ni siquiera con cadenas lo podían sujetar.
4. Varias veces le habían encadenado las manos y le habían puesto hierros en los pies, pero el hombre rompía las cadenas y destrozaba los hierros. Nadie podía controlarlo.
5. Vagaba por las colinas y las cuevas de día y de noche, siempre gritando y cortándose con piedras.