35. Entonces salió de la nube una voz que decía: «Este es mi Hijo, mi elegido. ¡Escúchenlo!»
36. Después de que se dejó de oír la voz, Jesús quedó solo. Pedro, Juan y Santiago guardaron silencio. Por un tiempo no le dijeron a nadie lo que habían visto.
37. Al día siguiente bajaron de la montaña y mucha gente salió al encuentro de Jesús.
38. Justo en ese momento, un hombre de la multitud gritó: —Maestro, te ruego que veas a mi único hijo, porque
39. un espíritu se apodera de él. De repente grita, luego lo tira al suelo y le sale espuma por la boca. El espíritu lo sigue atormentando y lo deja rendido.