37. Jesús ya estaba muy cerca de Jerusalén, en la bajada del monte de los Olivos. Todo el grupo de seguidores comenzó a gritar de alegría y a alabar a Dios por los muchos milagros que habían visto.
38. Ellos decían: —¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! —¡Paz en el cielo y gloria a Dios!
39. Algunos de los fariseos que estaban en la multitud le dijeron: —Maestro, ¡diles a tus seguidores que no digan esas palabras!