4. Judas Iscariote, uno de los seguidores de Jesús, el que después lo traicionaría, dijo:
5. —¿Por qué no se vendió ese perfume que vale tanto como el salario de un año, y se les dio el dinero a los pobres?
6. Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón. Él tenía a su cargo la bolsa del dinero y se robaba lo que había adentro.
7. Entonces Jesús dijo: —No la molestes. Deja que haga esto como preparación para el día de mi entierro.
8. Pues siempre tendrán a los pobres con ustedes, pero no siempre me tendrán a mí.
9. La gran multitud de judíos supo que Jesús estaba en Betania, y fueron a ver a Jesús y también a Lázaro, al que Jesús había resucitado.
10. Entonces los jefes de los sacerdotes hicieron planes para matar también a Lázaro,
11. pues por causa de Lázaro muchos judíos los dejaban y estaban creyendo en Jesús.
12. Al día siguiente, la gran multitud que había venido a la fiesta oyó que Jesús iba a venir a Jerusalén.
13. Tomaron ramas de los árboles y salieron a recibirlo, gritando: —¡Viva el Salvador! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el rey de Israel!
14. Jesús encontró un burro y se montó en él, como está escrito:
15. «No temas gente de Sion. Mira, viene tu rey montado en un burro».
16. Al principio sus seguidores no entendían nada de esto, pero cuando Jesús fue llevado de vuelta a su esplendor en el cielo, cayeron en cuenta de que esto estaba escrito acerca de él y que ellos lo habían hecho para él.
17. Había mucha gente cuando Jesús le dijo a Lázaro que saliera del sepulcro y lo resucitó de la muerte. Ellos les contaban a los demás lo que había pasado.
18. Por eso la multitud salió a recibirlo. Había escuchado que Jesús era el que había hecho la señal milagrosa.