2. Tú los plantaste y echaron raíces, crecieron y hasta dieron fruto. Te mencionan frecuentemente, pero en su interior no te tienen cerca.
3. Pero tú me conoces, SEÑOR, me has visto y sabes muy bien lo que siento por ti. Arrástralos como ovejas al matadero y señálalos para el día de la matanza.
4. ¿Hasta cuándo va a estar seca la tierra y marchita la hierba de todos los campos? Por la maldad de quienes habitan el país, los animales y las aves han desaparecido. Se atreven a decir: «Dios no verá nuestro futuro».
5. «Si quedas agotado cuando compites con los que corren a pie, ¿cómo vas a poder competir con los caballos? Si sólo te sientes seguro en una tierra tranquila, ¿qué harás cuando estés en la densa selva del Jordán?
6. Porque hasta tus hermanos y tu propia familia te han traicionado y sueltan un grito tras de ti. Aunque te hablen amablemente, no confíes en ellos.
7. »He abandonado mi casa, he dejado mi herencia. He entregado el amor de mi vida en manos de sus enemigos.
8. Ella se ha vuelto para mí como un león en la selva; levanta un rugido contra mí, por eso la odio.
9. Mi pueblo está rodeado por aves de rapiña; que vengan todos los animales del campo a comer aquí.