1. ¿Quién realmente creyó lo que oímos? ¿Quién vio en ello el gran poder del SEÑOR?
2. Creció delante de Dios como un retoño, como una raíz en tierra seca. No había en él hermosura o majestad como para que nos fijáramos en él. No había en él nada atrayente como para que nos gustara.