6. Me enojé con mi pueblo; no le di honra a mi propia posesión. Dejé que cayeran en tus manos. No tuviste compasión de ellos, incluso a los viejos los pusiste a trabajar duramente.
7. Decías: “Viviré eternamente como una reina”. No se te ocurrió pensar en esto, ni en lo que sucedería después.
8. »Ahora escucha, mujer amante del placer, que se sienta toda tranquila, diciéndose a sí misma: “Yo soy única, no existe otra además de mí, no enviudaré ni perderé mis hijos”.
9. Pero ambas cosas te van a suceder de repente, el mismo día. Sufrirás la pérdida de tu esposo y de tus hijos. De nada te servirá toda tu magia ni el gran poder de tus brujerías.