4. Que todo valle sea rellenado, y toda montaña y colina sea allanada. Que el terreno quebrado se convierta en planicie y el terreno disparejo en una llanura.
5. Luego se revelará la gloria del SEÑOR y todos los seres humanos juntos la verán. Es porque el SEÑOR mismo lo ha decidido».
6. Una voz dice: «¡Grita!» y yo pregunto: «¿Por qué he de gritar?» Todos los seres humanos son como hierba y toda su lealtad como flor del campo.
7. La hierba se seca, la flor se marchita y se cae cuando el SEÑOR sopla sobre ella. De verdad la gente es como la hierba.
8. La hierba se seca, la flor se marchita y se cae, pero la palabra de nuestro Dios vivirá para siempre.
9. Sube a una montaña alta, Sion, mensajera de buenas noticias. Alza con fuerza tu voz, Jerusalén, mensajera de buenas noticias. Grita, no tengas miedo. Diles a las ciudades de Judá: «Aquí está tu Dios».