24. Tu buey y tus burros que aran la tierra comerán el mejor forraje, zarandeado con pala y rastrillo.
25. El día que suceda la gran masacre y caigan las torres, habrá manantiales y ríos en todo monte alto y en cada colina elevada.
26. La luz de la luna brillará como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más brillante, como la luz de siete días. Será el día en que el SEÑOR vendará las lesiones de su pueblo y sanará las heridas de los golpes recibidos.
27. Miren, el SEÑOR viene de lejos, ardiendo de ira y echando humo. Sus labios están hinchados de ira y su lengua es como fuego que consume.
28. Su aliento es como río desbordado que llega hasta el cuello, para zarandear a las naciones en la zaranda de la destrucción. Coloca en las quijadas de los pueblos un freno que los hace desviarse.