12. ¡Ay! El alboroto de muchos pueblos es como el rugido que hace el mar. La destrucción espantosa que se les viene encima es como la que causa una inundación.
13. La destrucción que traen las naciones es como la inundación, pero Dios las regaña y ellas salen huyendo lejos. Huyen como paja en los montes arrastrada por el viento; como el cardo que arrastra un ventarrón.