17. Ustedes ya saben que después trató de conseguir la bendición de su papá y, aunque la suplicó con lágrimas, él no se la dio, pues ya no podía cambiar lo que había hecho.
18. Ustedes han llegado a un nuevo lugar muy distinto del monte al que se acercó el pueblo de Israel. No han llegado a un monte que se puede tocar y que echa fuego. No es un lugar tormentoso, tenebroso ni oscuro.
19. No hay sonidos de trompeta ni esa voz que el pueblo oyó y rogó no volver a oír jamás.
20. No soportaron la orden que se les dio: «Si alguien, incluso un animal, toca el monte, morirá a pedradas».
21. Todo parecía tan terrible que Moisés dijo: «Estoy temblando de miedo».
22. Ustedes han llegado a un lugar diferente que es el monte Sion, la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, donde se reúnen millares de ángeles para celebrar, y
23. también están reunidos los primogénitos de Dios, cuyos nombres están escritos en el cielo. Ustedes han llegado a donde está Dios, el juez de todos, y a donde están los espíritus que fueron aprobados y perfeccionados por él.