11. Todos los días los sacerdotes celebran sus servicios religiosos. Una y otra vez ofrecen los mismos sacrificios que nunca podrán quitar los pecados.
12. Pero Cristo ofreció un solo sacrificio por los pecados, que es suficiente para todos los tiempos. Luego, se sentó a la derecha de Dios.
13. Ahora Cristo está esperando que Dios ponga a sus enemigos bajo su poder.
14. Con una sola ofrenda, Cristo ha hecho perfectos a los que él purifica.
15. El Espíritu Santo también nos testifica de ello. Primero dice:
16. «Este es el pacto que haré con mi pueblo en el futuro, dice el Señor. Pondré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente».
17. Luego dice: «Nunca más recordaré sus pecados ni sus maldades».
18. Una vez que todo ha sido perdonado, ya no hay necesidad de otro sacrificio.
19. Entonces, hermanos, podemos entrar con toda libertad al Lugar Santísimo gracias a la sangre que Jesús derramó.
20. Jesús abrió un camino nuevo para nosotros a través de la cortina. Él mismo es ese camino nuevo y vivo. Es decir, lo abrió ofreciendo su propio cuerpo como sacrificio.
21. El gran sacerdote que tenemos reina sobre la casa de Dios.
22. Nos ha limpiado y liberado de toda culpa, y ahora nuestro cuerpo está lavado con agua pura. Entonces acerquémonos a Dios con un corazón sincero, seguros de la fe que tenemos.
23. Mantengámonos firmes en nuestra esperanza porque Dios cumplirá lo que prometió. No dejemos nunca de hablarles a los demás de nuestra fe.
24. Seamos solidarios. Ayudemos a los demás a demostrar su amor y a hacer el bien.