38. En los veinte años que trabajé para ti, ningún cordero ni ninguna cabra recién nacida murió, y no me comí ningún carnero de tus rebaños.
39. Cuando un animal salvaje mataba alguna de tus ovejas, yo la pagaba. Nunca te llevé un animal muerto que no repusiera yo mismo. A mí me robaban de día y de noche.
40. Durante el día, el sol me quitaba la fuerza y durante la noche, el frío no me dejaba dormir.
41. Trabajé veinte años para ti. Los primeros catorce lo hice por tus dos hijas y los últimos seis por tus rebaños. Tú cambiaste mi salario diez veces.
42. Si el Dios de mis padres, el Dios de Abraham y el Temor de Isaac no hubiera estado conmigo, me habrías echado con las manos vacías. Pero Dios vio mi tristeza y el resultado de mi trabajo, y anoche te reprendió.