4. Pero cuando llegó el momento oportuno, Dios nos mandó a su hijo, que nació de una mujer y vivió bajo la ley.
5. Así lo hizo Dios para poder comprar nuestra libertad de la ley y adoptarnos como sus hijos.
6. Ustedes son hijos de Dios; y por lo tanto, él puso el Espíritu de su Hijo en nosotros, y ese Espíritu grita: «¡Querido padre!»
7. Entonces ya no eres esclavo sino hijo, y por ser hijo, Dios te ha hecho su heredero.