2. En ese tiempo, yo, Daniel, estuve muy triste durante tres semanas.
3. En esas tres semanas no comí ningún plato exquisito, ni comí carne ni bebí vino, y tampoco me puse aceite en la cabeza.
4. El día veinticuatro del primer mes estaba a orillas del gran río Tigris.
5. En un momento levanté la mirada y vi a un hombre vestido con una túnica de lino y un cinturón de oro.
6. Su cuerpo parecía una piedra preciosa. Su rostro resplandecía como un relámpago, sus ojos brillaban como llamaradas, sus brazos y piernas parecían bronce pulido y cuando hablaba, su voz se oía como toda una multitud hablando.
7. Junto a mí había gente, pero sólo yo, Daniel, pude ver al hombre. Sin embargo, los que estaban a mi lado se asustaron tanto que salieron corriendo a esconderse.
8. Entonces yo me quedé solo mirando esa gran visión. El terror me dejó sin fuerzas y perdí completamente mi vigor habitual.
9. El hombre empezó a hablar y me desmayé de cara al suelo.
10. Enseguida sentí una mano que me tocó y me sacudió poniéndome sobre mis manos y mis rodillas.
11. El hombre habló y me dijo: «Estimado Daniel, presta atención a lo que te voy a decir. Levántate porque he sido enviado hasta ti». Cuando dijo eso, yo me levanté temblando.
12. Él dijo: «Daniel no tengas miedo. Dios escuchó tu oración desde el primer día en que decidiste entender las cosas difíciles y humillarte con ayuno. Por eso estoy aquí.