24. Pero el rey le dijo a Arauna: —No. Yo te compro el lugar al precio justo porque no voy a ofrecerle al SEÑOR algo que te pertenece. Ni tampoco le voy a ofrecer sacrificios que no me cuesten nada. Así que David compró los bueyes y el lugar donde se trilla el trigo por cincuenta monedas de plata.
25. David construyó allí un altar para el SEÑOR y le ofreció sacrificios que deben quemarse completamente y ofrendas de paz. El SEÑOR escuchó la oración de David por su país y detuvo la enfermedad que había enviado a Israel.