2 Crónicas 23:6-13 La Biblia: La Palabra de Dios para Todos (PDT)

6. No dejen que entre al templo del SEÑOR nadie más que los sacerdotes y levitas que están de servicio, pues ellos están consagrados. El resto del pueblo debe obedecer el mandato del SEÑOR.

7. Los levitas rodearán al rey, cada uno con sus armas en la mano, y cualquiera que se atreva a entrar al templo, morirá. Se quedarán junto al rey dondequiera que él vaya».

8. Los levitas y toda la gente de Judá obedecieron al sacerdote Joyadá en todo lo que ordenó. Cada uno reunió a sus hombres, tanto a los que estaban de servicio en el templo el día de descanso como a los que quedaban libres, porque el sacerdote Joyadá no dejó ir a los que terminaban su turno.

9. El sacerdote Joyadá les repartió a los capitanes de cien soldados las lanzas y los escudos grandes y pequeños que habían pertenecido al rey David y que se encontraban guardados en el templo de Dios.

10. A todos los puso en sus puestos, cada uno con su lanza en la mano, a la derecha e izquierda del templo y alrededor del rey.

11. Luego sacaron al hijo del rey, le pusieron la corona y le dieron el memorial del pacto entre el rey y Dios. Entonces Joyadá y sus hijos lo consagraron con aceite y lo proclamaron nuevo rey, gritando: «¡Viva el rey!»

12. Atalía escuchó el ruido de la gente que corría y aclamaba al rey, y salió a ver a la gente al templo del SEÑOR.

13. Atalía vio al rey a la entrada junto a la columna donde se ubica el rey, a los líderes, a todo el pueblo alegre tocando trompetas y a los cantores con sus instrumentos musicales al frente de la celebración. Entonces Atalía se rasgó el vestido y gritó: «¡Traición, traición!»

2 Crónicas 23