7. El escudero de Jonatán le dijo: —Haga lo que considere mejor, que yo lo apoyo.
8. Jonatán dijo: —¡Vamos! Crucemos y vayamos hasta donde están los guardias filisteos y dejemos que nos vean.
9. Si nos dicen que nos detengamos hasta que ellos vengan, nos quedaremos donde estamos, no avanzaremos más.
10. Pero si dicen que avancemos, lo haremos. Esa será la señal de que el SEÑOR hará que los derrotemos.
11. Así que Jonatán y su ayudante dejaron que los filisteos los vieran. Los guardias dijeron: “¡Miren! ¡Los hebreos están saliendo de su escondite!”
12. Y les gritaban: “¡Acérquense para darles una buena lección!” Jonatán le dijo a su ayudante: «¡Sígueme, que el SEÑOR nos dejará derrotarlos!»
13. Así que Jonatán subió para combatir. A los filisteos que caían, el ayudante de Jonatán los remataba.
14. El espacio en que combatían era pequeño, pero en este primer ataque mataron a veinte soldados enemigos.
15. Todos los soldados filisteos se atemorizaron, los que estaban en el campo, en el campamento y en el fortín. Hasta los más valientes estaban asustados. ¡La tierra empezó a temblar y se llenaron aun más de pavor!
16. Desde Guibeá de Benjamín, los guardias de Saúl veían a los filisteos corriendo por todos lados.
17. Saúl le dijo a su ejército: «Pasen lista a ver quién falta». Pasaron lista y faltaban Jonatán y su ayudante.
18. Saúl le dijo a Ahías que trajera el efod. En ese tiempo Ahías llevaba puesto el efod.
19. Pero mientras Saúl le hablaba esperando una respuesta del Señor, aumentaron el ruido y la confusión en el campamento. Al final, Saúl le dijo a Ahías: «¡Ya basta, quita la mano del efod! Ya no hay tiempo para consultar al Señor».