9. Y aunque nada especial pudiera aterrorizarlos,el paso de los animales y el silbido de las serpientesbastaba para llenarlos de sobresalto,y morían estremecidos de pavor.Ni siquiera el aire se atrevían a mirar,cosa, por lo demás, imposible de evitar.
10. La maldad, en efecto, es cobardey su propio testimonio la condenacuando, acosada por la conciencia,está imaginando siempre lo peor.
11. Pues, ¿qué otra cosa es el miedosino renunciar a la ayuda de la razón?
12. Cuanto menor es la seguridad interior,mayor nos parece la causa desconocida del tormento.
13. En medio de aquella noche insoportable,surgida de las profundidades del impotente abismo,sumidos los egipcios en el mismo sueño,
14. unos eran perseguidos por horribles fantasmas,mientras otros desfallecían sin fuerzaspresa de un repentino e inesperado terror.