13. Pero es que todavía añaden más: cubren el altar del Señor de lágrimas, llanto y gemidos porque él ya no acepta con agrado sus ofrendas.
14. “¿Por qué sucede así?” —ustedes se preguntan—. Pues porque el Señor es testigo de que tú has sido infiel a la esposa de tu juventud, la esposa y compañera con quien te comprometiste.
15. ¿No ha hecho Dios un solo ser, un cuerpo animado por el espíritu? ¿Y qué es lo que busca este único ser*? Pues una descendencia concedida por Dios. Así que cuiden su espíritu y no traicionen a la esposa de su juventud.