23. Porque nuestra esclavitud no traerá sobre nosotros nada favorable, sino que el Señor, nuestro Dios, nos la convertirá en deshonra.
24. Por tanto, hermanos, seamos ahora ejemplo para nuestros compatriotas, puesto que de nosotros depende su vida como también dependen de nosotros las cosas sagradas, el Templo y el altar.
25. Por todo lo cual demos gracias al Señor nuestro Dios, que nos pone a prueba de la misma manera que a nuestros antepasados.
26. Recuerden lo que hizo con Abrahán y cómo puso a prueba a Isaac, y lo que le ocurrió a Jacob en Mesopotamia de Siria mientras pastoreaba las ovejas de Labán, el hermano de su madre.
27. A nosotros no nos trata como a ellos, a los que sometió a una prueba de fuego para purificar su corazón; ni tampoco nos ha castigado el Señor, sino que prueba a quienes a él se acercan, a fin de que estén advertidos.
28. Ozías le respondió:— En todo cuanto has dicho rebosan cordura tus palabras, y nadie podría contradecirte.