60. lo mismo el relámpago que, cuando aparece, es bien visible; y el viento, que sopla de cualquier parte.
61. Cuando Dios ordena a las nubes que recorran todo el mundo, ellas ejecutan el mandato; y el fuego, cuando es enviado desde lo alto para quemar montes y bosques, cumple la orden recibida.
62. Pero esos dioses no pueden compararse a ninguna de estas cosas, ni en belleza ni en poder.
63. Por eso no es posible pensar ni decir que realmente se trata de dioses, puesto que, carentes de poder, no son capaces de hacer justicia ni de favorecer a los humanos.