12. pues fue Dios mismo quien expulsó a los que combatían contra la ciudad santa.
13. En efecto, sucedió que cuando ese rey llegó a Persia* conduciendo un ejército aparentemente invencible, los sacerdotes de la diosa Nanea le tendieron una trampa, y fue descuartizado.
14. Porque Antíoco, acompañado de sus amigos, se presentó allí con el pretexto de desposarse con la diosa y resuelto a llevarse como dote las grandes riquezas del templo.
15. Los sacerdotes de Nanea las habían expuesto a la vista, y Antíoco se presentó en su templo con unas pocas personas. En cuanto hubo entrado, aquellos cerraron el templo
16. y, por una portezuela secreta que había en el techo, los mataron a pedradas. Después los despedazaron y arrojaron sus cabezas a los que estaban fuera.